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Se cumplen ocho años del adiós de Pepe Cabrera

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Tal día como hoy, 17 de julio, de 2011 se marchaba para siempre, a la edad de 75 años, Pepe Cabrera, tras una larga vida dedicada al deporte de la canasta y en la que fue un emblema para dos equipos, el Real Club Náutico de Tenerife y el Club Baloncesto Canarias.

La pérdida de Pepe Cabrera hace ocho años, en su día entrenador y secretario técnico de tanto del Náutico como del CB Canarias, supuso el adiós a un visionario, un adelantado a su tiempo, ya que fue un pionero en muchas facetas, como técnico y como gestor. A él se le deben buena parte de las gestas y avances vividos en el baloncesto tinerfeño desde los años cincuenta hasta el final del siglo pasado.

Cabrera Vidal, nacido en Santa Cruz de La Palma el 17 de noviembre de 1935 fue artífice del primer ascenso de un equipo insular a la entonces llamada División de Honor y tuvo el enorme mérito de triunfar en ambos clubes. Al primero lo hizo subcampeón de la Copa del Generalísimo, en la temporada 64/65, y lo ascendió a la élite un curso después, en una gesta hasta entonces catalogada de utopía para el deporte tinerfeño.

>>Una carrera plagada de retos: Marcó un antes y un después en la historia cestista del Náutico para luego, a partir de los años setenta, hacer lo mismo en el CB Canarias.

El techado de la cancha de la Avenida de Anaga, su trabajo con la cantera y los conceptos aplicados al baloncesto de formación, fueron las primeras semillas de una carrera que germinaría en multitud de hechos ahora determinantes para explicar el crecimiento del baloncesto en la Isla. Por ahí, Cabrera, fue pionero en muchas facetas y lo fue gracias a sus contactos con Díaz Miguel y Lou Carnesecca, un mito del baloncesto universitario estadounidense, para traer a Joby Wright, un ex hoossier que venía de la NBA y que se convirtió en el primer americano en la historia del CB Canarias. Lo fue también a la hora de innovar con la organización de campus a finales de los setenta y principio de los ochenta, invitación de por medio a Lolo Sainz, Corbalán y otras leyendas del baloncesto español que vinieron a la Isla de su mano.

Y siguió desde su faceta de secretario técnico, con multitud de fichajes de auténtico lujo, que defendieron la camiseta aurinegra. Y no solo acertó de lleno con muchos americanos en teorí­a inalcanzables, casos de Walter Sczcerbiak, Randy Maister, Larry Mc Neal, Eddie Phillips, Kurt Nimphius o Ricky Winslow, entre otros; también fue clave en multitud de incorporaciones nacionales (Carmelo Cabrera, Salva Díez, Germán González) y, sobre todo, con uno de sus ojitos derechos, el basket palmero. Por ahí se explica su determinante apuesta por los Manolo de las Casas, Juan Méndez y un sinfín de jugadores de la Isla Bonita que acabaron triunfando en el CB Canarias.

Conforme pasaron los años, trasladó su sabiduría del banquillo a los despachos. Convirtió al Club Baloncesto Canarias en miembro fundador de la ACB a principio de los años ochenta y construyó junto a otros mitos del canarismo, casos de Santiago Martí­n, Benigno Afonso y compañía, un equipo que acabaría asentándose en la élite, con dos sextos puestos consecutivos, clasificándose para la Copa Korac e incursiones en la Copa del Rey.

Amén de dominar la parcela deportiva, Cabrera implantó como gerente muchos conceptos, proyectos e ideas ahora propios de los responsables de marketing. Innovó en materia de publicidad y otros asuntos similares desde su amplio conocimiento del baloncesto.

Tras desvincularse del ámbito de los clubes, aportó su certero análisis del deporte de la canasta ejerciendo de comentarista en varios medios de comunicación, especialmente en ‘Radio Club Tenerife – Cadena SER’.

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