Sergio Rodríguez cuenta su experiencia en la NBA
«¡Chacho!». En las entrañas del 76ers Practice Facility, el nuevo y coqueto pabellón de entrenamiento situado en el nada recomendable barrio de Camden, a la otra orilla del inabarcable río Delaware que separa los estados de Pensilvania y Nueva Jersey, resuena con acento yanqui el apodo de Sergio Rodríguez. «Aquí también todo el mundo me conoce así, aunque no logramos que el speaker del Wells Fargo Center se anime», bromea. Como el marinero en busca de nuevos horizontes, con la calma que da la experiencia de haber navegado ya en todo tipo de mares, el tinerfeño ha regresado a aquel mundo en el que se aventuró con 20 años y mil sueños de baloncesto. «Esta vez era salir de la zona de confort, quería escapar de la rutina y eso me ha motivado muchísimo», reconoce a EL MUNDO.
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