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La desaparición del Insularia, marcada por enfrentamientos externos e internos

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Desde su aparición pública, en diciembre del pasado año, el Club Deportivo Baloncesto Insularia de Tenerife ha estado marcado por desavenencias y enfrentamientos, tanto externos, como internos, que han derivado en su desaparición, sin tener equipos y actividad deportiva y sin conseguir el principal objetivo por el que fue creado, apropiarse del Club Baloncesto Isla Única de Tenerife. Y es que el Insularia nació para torpedear el proyecto del representativo del baloncesto femenino tinerfeño amparándose en un error administrativo en la creación del club en 2012, pero «acabó como el rosario de la aurora», con múltiples enfrentamientos internos. Primero, Ana Rita Gómez fue obligada a abandonar la Junta del Insularia con su abogado en medio de una fuerte discusión con sus compañeros, sobre todo con un Andrés Alonso que no pudo redirigir la nave tras la salida de Gómez al asumir la presidencia del club. Aunque ha dicho públicamente, en el blog Basketmania, que abandona el proyecto por enfermedad, éste no es el único motivo por el que ha dado por cerrada la aventura del Insularia, ya que, desde Basket Insular podemos confirmar que las discrepancias con el resto de miembros de la directiva y entrenadores se acrecentaban y agravaban día a día y, sobre todo, con Roberto Marrero, aún vicepresidente de la Federación Canaria de Baloncesto, e ideólogo del proyecto.

Este club ha vivido únicamente de generar confusión, en todos los ámbitos del baloncesto, desde los propios clubes de la isla pasando por medios de comunicación y aficionados, amparándose en denuncias que han sido retiradas o archivadas por no tener base alguna. Es más, ha sorprendido mucho la aparición en este proyecto de Andrés Alonso, un empresario al que no se le conoce ni se le vincula ningún interés por el baloncesto de la isla. Alonso ha liderado en los últimos tiempos el proyecto empresarial del Mimiland Park, en Güímar, a lo que nadie ve viabilidad excepto él mismo, ya que para ese proyecto se requiere una inversión millonaria y ningún organismo oficial ve la necesidad de invertir ahí, pese a los denodados intentos del propio Alonso, que no logra ningún apoyo empresarial y mucho menos institucional para sacarlo adelante.

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